lunes, 30 de junio de 2014

Capítulo 50: Desolation.





---FIN DE LA NARRACIÓN DE HARRY---

---NARRA ATALÍA---

Desperté incómoda, aturdida, y sobre una superficie muy dura, los huesos de mis costillas estaban adoloridos. Abrí los ojos despacio. Horrorizada, me incorporé, aún sentada en el suelo. Estaba tirada en un enorme descampado. Miré mi cuerpo. La falta de ropa heló mi cuerpo. Miré a mi al rededor en busca de algo para cubrirme y a dos metros de mi divisé mi ropa y mi bolso. Me levanté lo más rápido que pude, los huesos de mi cuerpo crujieron ocasionandome un fuerte dolor de cervicales. Agarré mi ropa y rápido me la coloqué, sentí como un liquido deslizaba por mi mulso derecho, me miré. Sangre. Me toqué y sin más, comencé a llorar. Lo último que recuerdo de la noche anterior es que dos grandes hombres me agarraron contra mi voluntad. Cogí mi bolso del suelo, en busca de mi móvil, y gracias al cielo, lo encontré. Aún con lágrimas en los ojos, marqué el primer número que me salió en la lista de contactos. Zayn. Esperé varios tonos, y por fin, lo cogió. 

Zayn: ¿Diga?-dijo con una voz adormilada- 
Atalía: Zayn-susurré entre lágrimas- 
Zayn: ¿Atalía?-dijo asustado-¿qué ha pasado? 
Atalía: Por favor-supliqué en un llanto desconsolado- ven a buscarme. 
Zayn: Está bien-dijo- ¿dónde estás? 
Atalía: En un descampado-dije completamente desubicada- 
Zayn: Dime alguna referencia-sentí unos sonidos de abrir y cerrar puertas- 
Atalía: Eh...-susurré buscando alguna referencia a mi alrededor- hay un cartel enorme de las New Balance. 
Zayn: De acuerdo, ya sé cual es, estoy de camino, no te muevas-y colgó- 

Aguanté durante unos segundos más el móvil en mi oído, escuchando el 'pi, pi, pi'. Cansada, lo bloquee, y me senté en el suelo. Muerta de frío, me encogí y me mecí. Tiritando e intentando recordar que fue lo que pasó ayer. Algo estaba claro. Había sido forzada. Una lágrima comenzó a caer de mi ojo y se deslizó rápida por mi mejilla. Con cuidado, me la sequé. Pero fue en vano, el llanto tan solo acababa de empezar, y otra lágrima se deslizó por mi mejilla. 
Sentí unos brazos que me rodeaban fuertemente, asustada, levanté la vista, y me encontré con la asustada mirada de Zayn. Tranquila, me hundí en su pecho, y seguí llorando, éste, me abrazó lo más fuerte que pudo, y comenzó a mecerme besándome la coronilla despacio. Su olor me atrapó, un olor a hombre y con un pequeño toque de dulzura. Cerré los ojos, y dejé que ese olor me embrujara y dejara extasiada. Sentí como Zayn me cogía en brazos y comenzaba a caminar. Colgué mis brazos en su cuello y seguí inspirando de su olor. 
Sentí como abría a trompicones la puerta del copiloto y me tendía con cuidado, cerró la puerta despacio y entró en la del conductor. Abrí lentamente los ojos, sentí la cara estiragañada por las lágrimas. Miré en dirección a Zayn y vi sus ojos aguados, estiré mi mano y acaricié lentamente su pelo. Su moreno pelo. Suave y sedoso. Éste me miró con una tensa y preocupada sonrisa, y tomó fuerte mi mano mientras con la otra conducía. Sonreí sin ganas. Y de repente, me encogí del dolor. Una gran punzada en mi interior me mató. Gruñí del dolor. 

Zayn: ¿Estás bien?-gritó asustado- vamos al hospital. 

Quise responder, pero el fuerte dolor no me dejó articular palabra. Sentí como el coche aceleró e iba a toda prisa. Las punzadas no cesaban y mi cuerpo se iba encogiendo cada vez más. Sentí como Zayn frenaba de golpe y bajaba a toda prisa. Corrió hacia mi puerta y la abrió, me cogió en brazos con cuidado y cerró la puerta del coche con el pie. Abrí los ojos y vi una sala de espera blanca, con gente entristecida y alguna que otra llorando. Zayn se acercó conmigo en brazos a recepción y empezó ha hablar bastante alterado a la enfermera que estaba sentado allí. 

Zayn: ¡Un médico!-habló alterado- necesita un puto médico. 
Enfermera: Por favor, caballero-dijo la chica con una fina voz- tranquilícese y dígame que le ocurre. 
Zayn: ¡Que necesito un médico!-dijo con voz cansada- ¿es que no me escucha? 
Enfermera: Mire-dijo mirando hacia la derecha- por ahí viene el Dr. O'conor. Hable con él. 

Zayn miró mal a la enfermera y se dirigió hacia el doctor corriendo. Se detuvo frente de él y comenzó ha hablar con nerviosismo. 

Zayn: Por favor doctor-suplicó con la voz rota- 

El doctor me miró con cara de soberbia y movió la cabeza indicando que Zayn le siguiera, éste, hizo caso enseguida y le siguió a pasos agigantados, en ningún momento me soltó, me cargaba como si fuera una ligera pluma, y yo, no dejaba de inhalar su aroma, levanté la vista y me encontré con su cara mirandome fijamente mientras seguía al doctor. 

Atalía: Tranquilo-dije con la voz ronca- no pasa nada-levanté mi mano y acaricié su barba, sintiendo como los primeros pelos de la barba comenzaron ha asomarse- 

De nuevo, el olor volvió ha atacar, desgarrando mi interior. Me removí adolorida en los brazos de Zayn y apreté fuertemente la zona donde se encontraban mis ovarios. Vi como nos adentrábamos en una sala blanca, con un escritorio y una camilla, varios pares de armarios repletos de cajitas con medicamentos y diferentes instrumentos esterilizados. Zayn me tendió con cuidado en la camilla. 

Doctor: Será mejor que te vayas, chico-dijo poniéndose unos guantes blancos- 
Zayn: Está bien-dijo sin dejar de mirarme- si me necesitas, solo llámame. 

Sólo le miré, y asentí con una pequeña sonrisa. Éste se dio media vuelta, y salió por la puerta no sin antes cerrarla. 

Doctor: Bien-dijo observándome- ¿qué te ha pasado, querida? 
Atalía: Y-yo-comencé ha hablar a trompicones. Mis ojos se inundaron al recordar donde había despertado ésta mañana y como me había despertado- creo q-que he sido fo-forzada. 
Doctor: Oh-susurró. Su cara cambió completamente de soberbia a desolada- ¿qué te duele?-preguntó con una voz más tierna- 

Señalé la zona afectada con vergüenza y el doctor pasó a masajearme despacio la zona, las punzadas seguían ahí y tenía que evitar retorcerme para que el doctor pudiera hacer el tacto. Otra lágrima se escapó y el doctor paró al ver mi cara de dolor. 

Doctor: Quítate la parte de abajo de la ropa-dijo sentándose en un taburete a los pies de la camilla- 

Con temblores, me quité la ropa y dejé que el medico inspeccionase la zona. Sentí como sus dedos poco a poco iban entrando en mi cavidad vaginal y el dolor se intensificó por mil. Pegué un pequeño gritito y rápidamente el doctor sacó los dedos. 

Doctor: Ya puedes vestirte, querida-dijo quitándose los guantes y tirándolos a la papelera que se encontraba a su lado- tienes las paredes vaginales desgarradas, efectivamente, has sufrido una violación. Tienes que quedarte ingresada durante por lo menos una semana, necesitas muchas curas para que te sane, y es mejor que estés aquí. Llamaré a tu acompañante y le pondré al día, en seguida tu habitación estará lista-y nada más terminar la explicación, se marchó en busca de Zayn- 

Me quedé tumbada en la camilla. Meditando. O intentando recordar. La noche era borrosa, ciertamente, el alcohol hizo que fuera borrosa. Pero, ¿cómo había ocurrido? Una imagen se asomó por mi memoria. Me fui yo. De la nada, sin avisar. Oh. Dios. Lo que puedo llegar ha hacer estando borracha. Y entonces sucedió. Otra lágrima se escurrió. Me la sequé sin fuerzas y suspiré. 

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